lunes, 5 de enero de 2009

Nido de heces
















Ven a posarte con tus patas de viento
En el verano tendido
Sobre la córnea arboleda.

Ven escarba mi cuerpo
Absorbiendo las palabras
Y las hojarascas con sangre de guerra
Hacia un sendero
Donde mis manos revientan
Sobre un afiebrado día
Y nos juntamos en la mesa
Hablar acerca
De los retos,
El miedo,
El verano,
La tristeza,
Los pájaros nocturnos.

Aquellos que están de regreso
Como frutos frutos colgados
En el ajúar de las sonrisas maduras.
¡Y me siento más hombre!
Aunque en el raso de la memoria
Está mi tristeza
Detonando los árboles
Al rocío que se esconde
Cuando carcomes este poco tiempo.

Y tejerte sobre el invierno se hace tierno y agrio.

Ven y abre la pálida puerta
Como si descubrieras a mi dolor
Durmiendo en la oxidada sal de mi recinto
Y deja que los días lloren tu vuelo
Más allá de las calles
Donde se refriega el barro crujiente de mi sueño.

Así te busco como un niño
Sobre esta tierra de espejos
Observando al mestizo cielo
Ahuyentar tu raíz
Tu último verso
Tu calcinada nariz
Donde te posabas
Donde escarbabas
al invierno
Los aullidos
que descansan solitarios.

Y ven a construir esas noches dulces
¡Escabullirnos poesía!
Hasta desaparecer en el vientre de los pastos
Sin dejar descansar al poema de perla y solitario.
Que ahora despierta
Entre las ostras,
Entre los lobos,
Entre mis manos.


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