lunes, 23 de febrero de 2009

By pass











El pasado enyesado
zumba entre mis huesos
y escribe en una luz tuerta
cántaros de secos recuerdos
se encoge en el ombligo flojo
de mi filuda pupila.
captura los vuelos náufragos
de mis ciegos párpados.
sube el peldaño de sonrisas torvas.
lacta el vicio más hermoso del éter.
envistiendo al ácido remolino
el mismo que engulle
mi evaporado cuerpo
de espinosas mareas
de flameante vinagre
de ladrantes huesos.


jueves, 8 de enero de 2009

Viaje por un sueño...


En el transcurrir de un mes y medio y, algunos días más, estuve pasando momentos inquietantes, como si un cierto tipo de ansiedad me empujara a hacer algo extraño, de manera que me impacientaba hacia la búsqueda de un sentir diferente, tal vez experimentar una emoción no convencional. Fue algo raro al principio, porque los momentos se tornaban perturbadores. Me tomaba la cabeza sin saber qué hacer, preguntándome de dónde brotaba esta molestia. Este fenómeno desbarataba mi concentración todo el santo día, dejando de hacer mis trabajos de estudios o algún cachivache que debía terminar. Tantas veces resultaba siendo un pesar difícil de superar, y así volvían las contradicciones a ensalsarse en el momento que ninguno de nosostros, lectores, esperamos.

Definir las emociones desde un nivel científico, es mediaticamente simple. Ramón Sopena, lexicógrafo español precepta emoción como un estado de ánimo que se caracteriza por una conmoción orgánica que produce fenómenos viscerales y con frecuencia se traduce en gesticulaciones, actitudes y otras formas de expresión. Entonces esa emoción que percibía periódicamente de algún carma cercano, me impulsaba a experimentar otras sensaciones más. Me explico, dejarse llevar por el momento experimentativo hasta llegar a lo que estás buscando, es indudablemnete fantástico, aclarando sólo si esta circunstancia produce una emoción reconfortante. En este caso dejé que la emoción buscada, me encuentre: Eso lo hace una aventura y hasta puedo afirmar que el sentido de la vida parte de esta conjetura.

La rutina que llevo al igual como llevan otros individuos, es monótoma: Levantarse, trabajar, corretar de un lugar a otro, meterse en problemas, hasta llegar al stress. A veces no suelo levantarme por estar distraído en lecturas durante la madrugada, haciendo todo esto de la vida una burocrácia; y salir de ella es cautivamente emocional. Así que tuve que salir de este latente suplicio, por llamarlo de alguna manera hasta planificar una salida, tratando de encontrar algo nuevo en qué distraerme.

Un domingo salí del cuarto donde vivo, muy temprano. Anduve el pasadizo tratando de encontrar la llave principal en los bolsillos del jean. Abrí la puerta y al levantar la mirada, la mañana se expandió hacia el retoño de una flor que se tornaba en un azul congelado en todo el jardín de la casa contigua, esa flor fue lo primero que pude ver.
Repentinamente hubo un lapsus, una conexión que despertó el recuerdo de un sueño que tuve de pequeño. Existen muchos sueños en la vida, pero son pocos los que la memoria guarda con gran calidez, como si la memoria le diera una valiosa manutención a lo largo de la vida, y miéntras recordaba, la emoción que estuve buscando me asedió, me apresó con tal impacto que las imágenes del sueño comenzaron a rodar en mi imaginario con tanta frigidez que por fin la sensación de la cual les estoy contando lectores, provocó una hecatombe emocional muy fuerte.

En el momento lo comencé a recordar fluídamente. Recuerdo muy bien que en el sueño iba caminando una cuesta a media calle, iba muy lento, observando todo a los alrededores, quería apurar el paso, pero el tiempo me detenía, luchaba, empujaba mi cuerpo para estar al ritmo de los demás, pero no lo lograba, así que ajusté mi paso e iba seguro. Veía una ciudad altiva, de construcciones trémulas, habían parquets extensos y ahítos de niños. Algunos correteanban para encantar a los otros, hasta tocarlos y verlos muy quietos, paralizados, imagínense lectores. Luego otros niños que vestían de camisas blancas y pantalones cortos, buscando algún escondite de refugio en el juego, mientras que uno estaba tras un inmenso árbol contando los números. Yo quería ir a desencantarlos, después ir a esconderme, y entreverarme entre ellos, pero solamente caminaba mirando todo lo que ocurría. Ahora reflexiono y digo que, tal vez la misión del sueño sólo era que observara lo que acontecia.

Al otro extremo de la calle, muchísimas niñitas jugaban a las actitudes y estatuas, llevaban trenzas y muchos arneses en el pelo; y otras tenían moños que adornaban sus rubios cabellos. Ciertos niños volaban cometas, sí, como si éstas tuviesen vida, parecían enormes pájaros que con sus silbidos dispersaban dulzura por todo el sueño, pero lo más conmovedor fue ver a los parquets llenos de flores de todos los tamaños, matices y colores, fue lo más florido y hermoso. El paisaje era un cuadro rimbonbante y natural. Ese fue el momento exacto más impactante, sólo me quedé pasmado recordando; Ese tiempo exacto fue la cura para poder resolver ese pedacito de electricidad. Aquella emoción me había encontrado señores lectores, desde ese momento quizé hacer lo que no pude hacer en el sueño: Cortar las flores de los jardines. Siempre me gustaron las flores blancas que se asemejaban a sombreros de duendes; y las margaritas de color turqueza transparente me gustaban más. Pensé que era necesitaría una tijera para cortar las flores y, una bolsa para la recolección, así que regresé a mi habitación. Con la única tijera que tengo corto las uñas de mis pies, de cuando en cuando las mangas de mis viejas chaquetas y algunos polos viejos que me sirven como trapeador. Con esa misma tijera cortaría las flores con tallos gruesos, las que son difícil de arrancar, y por su puesto, también serviría para cortar los tallos elásticos, los que son muy broncos al desprenderse de la planta, sin embargo, llenan de vistosidad su forma.

Guardé la tijera en el bolsillo trasero del jean porque si caminaba con la tijera en la mano, todos allá afuera, sin duda, no se me acercarían, y hasta pensarían que soy un loco desquiciado, en excepción de algún conocido que miraría mi aptitud y un saludo a voz alta no se extrañaría esperar.

Lo necesario ya lo había consegudio, así que salí con cierto temor a las calles, esa emoción vibraba en las venas. Caminé tres cuadras cuesta arriba y me encontré con el primer jardín, el más cuidado, allí llegué a ver flores pardas, violetas, naranjas y rojas, las rojas tenían un color muy atractivo, y dije: éstas quiero para comenzar. Tuve mucha paciencia para sacar las flores rojas. Estuve escogiendo sólo las mejores, las puse en el bolso hasta que escuché un estridente grito de la dueña del jardín diciéndome: !Carajo, deja las flores en paz, ve hacer otras cosas en vez de estar perdiéndo el tiempo! Salí espantado, así que seguí el camino con un puñado de flores en la mano.
Anduve toda la tarde entre jardines y parquets, fascinándome con los sentimientos y emociones encontrados que me transmitia la sociedad con su amabilidad, iracundez, amarguras y muchas personas, muy pero muy absortas por lo que hacía. Lo mejor de todo es que pude resolver ese sueño que se conectó con la misma emoción de mi vida que me llevó a explorar una experiencia nueva en un nuevo día.
Nada ni nadie me detuvo.

Al llegar a casa, arrojé las flores al tacho y me acosté a observar el techo.


lunes, 5 de enero de 2009

Nido de heces
















Ven a posarte con tus patas de viento
En el verano tendido
Sobre la córnea arboleda.

Ven escarba mi cuerpo
Absorbiendo las palabras
Y las hojarascas con sangre de guerra
Hacia un sendero
Donde mis manos revientan
Sobre un afiebrado día
Y nos juntamos en la mesa
Hablar acerca
De los retos,
El miedo,
El verano,
La tristeza,
Los pájaros nocturnos.

Aquellos que están de regreso
Como frutos frutos colgados
En el ajúar de las sonrisas maduras.
¡Y me siento más hombre!
Aunque en el raso de la memoria
Está mi tristeza
Detonando los árboles
Al rocío que se esconde
Cuando carcomes este poco tiempo.

Y tejerte sobre el invierno se hace tierno y agrio.

Ven y abre la pálida puerta
Como si descubrieras a mi dolor
Durmiendo en la oxidada sal de mi recinto
Y deja que los días lloren tu vuelo
Más allá de las calles
Donde se refriega el barro crujiente de mi sueño.

Así te busco como un niño
Sobre esta tierra de espejos
Observando al mestizo cielo
Ahuyentar tu raíz
Tu último verso
Tu calcinada nariz
Donde te posabas
Donde escarbabas
al invierno
Los aullidos
que descansan solitarios.

Y ven a construir esas noches dulces
¡Escabullirnos poesía!
Hasta desaparecer en el vientre de los pastos
Sin dejar descansar al poema de perla y solitario.
Que ahora despierta
Entre las ostras,
Entre los lobos,
Entre mis manos.


Arte poética















Y la poesía me dijo:
¡No me gusta que hablen de mí!
¡No señor!,
Esto de divulgar no es de hombres, me dijo

Y se fue entre el paisaje
Lentamente
Sí, lentamente va
Pero corre como una tarde
Encogiendo sus alas
Hacia el viento nauseo de las casas.

Sí, allá va…
Lentamente va
Corriendo como una tarde
al encoger sus alas
Hacia el viento nauseo de las casas.

Lo constante es que nunca voy tras ella

¡Porque corre como una tarde
Encogiendo sus alas
Hacia el viento nauseo de mi casa
!Escapando con el tiritar de las costras
Deteniéndose a engullir a los árboles a las sombras.

¡Y siento miedo volver allá!
Déjeme tranquilo, le dije
Sé muy bien que
Esto de divulgar no es cosa de hombres.
Y vaya, escape con el tiritar de las costras
A engullir a los árboles a las sombras
Y no vuelvas más me dije

Y me sentí tan mal por dejarla ir así
Tan triste,
Tan sola,
Entre el otoño y mi parda casa.

No pude contener el llanto
Que fui tras ella.
La detuve lentamente
¿Es que acaso
No me recuerdas de niño
Cuando mi voz se perdía
En el viento nauseo de mi casa?
Y tuvo razón al quedarse callada
Y mirarme caer de dolor
Donde ahora estoy
Sobre el invierno y solo.
Y si alguna vez la encontraras
Queriendo alcanzar a la muerte

¡Divúlgala!

Y te contará de ti.

El inquilino del poeta de la quinta de los pájaros.








El poeta

Quiso escribir un poema, entonces

Fue al lugar donde siempre escribía,
Empacó en su bolso
Algunos poemarios,
Un papel,
Una pluma,
Unos cigarrillos y un pájaro;

Y cuando llegó al lugar
Se instaló bajo un árbol sobre los campos de heno
Y pensó largas horas sobre qué escribiría

Cuando se dio cuenta del tiempo y de la noche
No tuvo ningún cigarrillo

Pero encontró a un pájaro desplumado con palabras sobre su piel,
Que le dijo: ¡Señor poeta, me costó salir del bolso para jugar con usted!



sábado, 20 de diciembre de 2008

Mad love













Si estuviera pensando

quieto y lejano;
Es decir:

the
light
of
your
eyes, y ...yo

...nos enterramos
como insectos
en la mar de mi boca;
hacia los días primeros
de los rayos de espuma
donde anudé tu voz
sobre mis cosidos poros
hasta cristalizar tus ojos,
la belleza,
tu amor
tu mad love.


lunes, 1 de diciembre de 2008

Si supieras............