viernes, 31 de octubre de 2008

La nube empotrada


El tiempo disparó sus ojos
y ese fue el día
que logré ver
al silencio
mostrame sus hijos
a un hombre gritar
desde las esporas del viento
y a un árbol
romperse
en un sónido cuajado
de un maduro verbo;

y sobre esta nube de sal
amarré mis empotrados huesos
hacia
el destino sordo de los pájaros
los llevaré hasta el final
hasta el tajoso miedo de mi eco

y si hasta ese lugar
el pasado cierra su mirada.
Será el día
que nuestros campos
nuestras casas
arderán libres

y el humano habrá luchado en vano
No habrá razón
de sacar al estambre del tiempo
de la enjuta memoria

y dispararé mis manos
hasta derrumbar mis cuatro paredes